"Oigan todos, ¿ya están listos?
¡Siii!
¡Vamos a chasquear los dedos!
¡Qué comience el zapateo!
¡Y canten todos conmigo!..."
Si algo echo de menos en las infancias de nuestros hijos e hijas es el juego libre en la calle. De mi niñez, recuerdo las largas horas de verano que transcurrían así, jugando, riendo y celebrando estar con amigos y vecinos, sin la mirada vigilante (aunque sí atenta) de nuestros padres, madres y otros familiares. Mucho han cambiado las cosas.
Es cierto que con fortuna aún nos quedan parques y zonas con espacios más estructurados aunque artificiales, en los que, en gran parte, el juego viene dirigido por un adulto. Las ciudades en realidad no están hechas pensando en nuestras niñas y niños, que se han perdido la naturalidad, espontaneidad y creatividad de los juegos de antaño.
El cuento que hoy os propongo es, en forma de canción, un canto a la belleza y a la alegría de ser nosotros mismos, sin importar nuestros rasgos físicos y elogiando nuestras diferencias como algo que nos hace únicos: ¿Acaso no es especial? ¿No es acaso colosal? La alegría de ser tú y yo ¡es sencillamente universal!
Y este precioso canto se refleja en los juegos compartidos de pequeños y pequeñas de distintas razas y edades que, disfrutando al aire libre, comparten, crecen y aprenden que son distintos, pero son igual.
De niña, he jugado mucho a este juego ¿y vosotros? :)
Este cuento ha sido ganador del premio Parenting Magazine Reading-Magic y ha sido considerado uno de los mejores libros de 1994 por Child Magazine. Su autor es W. Nikola-Lisa y las ilustraciones son de Michael Bryant.
Podemos disfrutar de este libro gracias a LEE & LOW BOOKS.
Seguiremos en Mis cuentos cuentan.