jueves, 28 de abril de 2016

Drumbeat in our feet

"Coming from Brooklyn, coming from Harlem, The Bronx and down the subway lines, We´re African dancers, telling our stories, the way they did a long time ago".

(Procedentes de Brooklyn, de Harlem, de El Bronx y bajo las líneas de metro, somos bailarines africanos, contando nuestras historias, de la forma en que ellos lo hicieron tiempo atrás). 



Seguimos trabajando el inglés poco a poco y entre nuestras últimas adquisiciones está este precioso cuento tan significativo y de ilustraciones maravillosas. Si algo le gusta a mi hijo es bailar y trabajar sus raíces nos lleva sin duda a mostrarle la belleza de los bailes africanos. Es una pena que en nuestra ciudad no tengamos la oportunidad de asistir a algún taller con el que disfrutar y aprender de este tipo de bailes ¡Nos gustaría tanto! Hemos sabido de iniciativas que se han celebrado en ciudades cercanas, pero, a veces, la distancia y los horarios son una verdadera complicación.


Con todo, este cuento nos muestra el trabajo de una nueva generación de pequeños bailarines de la ciudad de Nueva York que recuperan bailes africanos que se han transmitido de generación en generación. Se trata del grupo de danza africana Batoto Yetu ("nuestros niños" en Swahili) por el que han pasado más de 2000 niños y niñas de entre 4 y 17 años que, desde 1990, aprenden no sólo danza africana, sino además la importancia de la tradición, dedicación y del trabajo en equipo. 

Como apreciaréis en las fotos, los bailes son rituales únicos, acompañados de instrumentos rítmicos (el título de cuento ya lo dice: los sonidos del tambor en nuestros pies), con trajes llenos de color y alegría por doquier. 


Personalmente, opino que este cuento es realmente cautivador. Transmite buen rollo y grandes dosis de energía en las que palmas y pies pisando fuerte celebran una cultura milenaria en la que la comunidad tiene un papel fundamental en el crecimiento de sus nuevos miembros. Es una pena que en nuestra sociedad se haya perdido este sentido de pertenencia que tanto valor aportaría en la educación de nuestros hijos e hijas.  

Podemos disfrutar de este cuento, escrito por Patricia A. Keeler y Júlio T. Leirao e ilustrado por Patricia A. Keeler, gracias a Lee&Low Books.

Seguiremos en Mis Cuentos Cuentan.

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